De pandemias y nuevas realidades del sector funerario 

De pandemias y nuevas realidades del sector funerario 

¿Llegó el Fin de la Pandemia? 

Con las campañas de vacunación avanzando en Latinoamérica, el tan anhelado fin de la pandemia debería avecinarse.  Sin embargo, es probable que la normalidad que se tenía antes de la pandemia, no pueda alcanzarse sino hasta el mediano plazo.  Aunque existen diversidad de opiniones, se espera según funcionarios europeos de la OMS, que la pandemia finalizará en 2023.  Sin embargo, para el corto plazo se espera que disminuyan poco a poco las medidas restrictivas. 

Una de las principales razones que influyen en la lenta recuperación de la región es la desigualdad en los procesos de vacunación.  En la actualidad Chile y Uruguay son quienes mayores avances tienen, con más del 40% y 30% de su población con al menos una dosis respectivamente, en el lado contrario Guatemala y Honduras aun no alcanzan el 1%. 

Una situación que se ha venido presentando en Chile, es que, a pesar de los avances en vacunación han aumentado los casos de contagio.  Sin embargo, se ha demostrado que los casos son más altos entre los no vacunados, que entre los vacunados.  La razón no tiene que ver directamente con la falta de acción de la inyección, sino con que aún no se alcanza la cantidad suficiente de vacunados para alcanzar la inmunidad. 

Se estima que no se podrán tener las vacunas necesarias para atender a toda la población mundial, sino hasta finales de 2023.  Se sabe que países muy ricos han comprado hasta 3 o 4 veces mas vacunas de las que requieren para inmunizar a su población, por lo que será necesario que donen grandes cantidades a países que aún no hayan alcanzado números significativos de inmunizaciones.  Recientemente Estados Unidos anunció la donación de 25 millones de vacunas para países de América, Asia y África. 

En algunos países de Latinoamérica, las asociaciones funerarias han abogado por una priorización en la vacunación para los empleados del gremio.  Sin embargo, las respuestas gubernamentales no han sido las esperadas, a pesar de considerarse un sector de alto riesgo. 

Nueva Normalidad 

Se estima que durante el tiempo que ha durado la pandemia, la economía Latinoamericana se contrajo un 7,7%, lo que ha llevado a un gran número de personas a vivir en condiciones precarias.  

A pesar de los paquetes de estimulo fiscal, el apoyo a los trabajadores y empresas, la creación de subsidios y estímulo al crédito impulsados por los gobiernos de toda la región, la recesión es uno de las nuevas realidades que llegaron a nuestros entornos. 

El efecto directo de esta recesión, es la disminución en el consumo de bienes de segunda y tercera necesidad, donde se encuentra ubicados los productos funerarios de previsión y prenecesidad.   Es por esto que, a pesar del aumento en la cantidad de fallecimientos, la mayoría de los clientes han preferido no adquirir o dejar de pagar estos productos y priorizar el consumo de bienes de primera necesidad (alimentos, servicios públicos, productos de aseo y educación, entre otros).  Adicionalmente a esto, el precio de venta de los servicios directos se ha mantenido bajo, ya que el cuerpo debe llevarse inmediatamente a su destino final. 

Finalmente, el gasto ha ido en aumento, teniendo en cuenta que la cantidad de servicios prestados por previsión y prenecesidad han aumentado considerablemente, disminuyendo la rentabilidad de los negocios funerarios. 

Estos factores hacen pensar que los ingresos para el sector estarán limitados en el mediano plazo, por lo que sigue siendo fundamental disminuir los gastos y mantener un ritmo limitado de inversión. 

¿Preparar o no preparar cuerpos Covid? 

Otro de los aspectos que se deberá tener en cuenta, es si se aprobará por los gobiernos el embalsamamiento y velación de cuerpos fallecidos por COVID, tema que seguramente será consultado ampliamente con las agremiaciones funerarias de cada país. 

Al igual que con el SIDA, durante los primeros años de su aparición hubo mucho temor de manipular los cadáveres que fallecieron por esa enfermedad.  Con el paso del tiempo, y entendiendo mejor los métodos de transmisión, se determinó que las probabilidades de contagio eran relativamente bajas para los embalsamadores y se procedió a preparar bajo estrictas normas de bioseguridad. 

La vacuna proveerá a los embalsamadores de una protección importante contra el COVID.  Según estudios, la persona vacunada desarrolla síntomas leves o no desarrolla síntomas ante nuevas reinfecciones.  Un reciente análisis muestra que un 6% de las personas que se infectan con COVID, ya habían sido vacunadas y que un 23% había recibido la primera dosis de la vacuna.  Por otro lado, se ha encontrado en trabajadores del sector salud, reinfecciones en solo un 0.6% en quienes ya han tenido la enfermedad.  También se ha encontrado que personas vacunadas y que se han reinfectado, pueden ser focos de dispersión del virus, incluso con altas cargas virales.  Esto hace que la persona vacunada responda fácil y eficazmente ante una nueva infección, pero que puede contagiar fácilmente a otros. 

Bajo esta perspectiva, el inicio de los embalsamamientos de cuerpos por COVID, debería darse una vez la mayoría de la población de cada país esté vacunada.  Sin embargo, con las expectativas que se tienen para cumplir esta meta, esto se daría para finales de 2023 o principios de 2024. 

¿Qué Protocolos se Deberían Seguir para Embalsamar Cuerpos COVID? 

La mayoría de autopsias realizadas a pacientes con COVID, han sido parciales y básicamente se han concentrado en la evaluación de los pulmones.  La afectación en estos órganos es extensa, e involucra cambios importantes como edema, congestión, necrosis y trombosis; mientras que en bazo y riñón los cambios variaron desde insignificantes, hasta congestión y necrosis. 

Por otro, se observa que, durante las autopsias realizadas se utilizaron salas de autopsia aisladas con presión de aire negativa (Ventilación que evita la salida del aire por lugares diferentes a los ductos destinados para ello).  Se refrigera el cuerpo entre 2-4 °C y se utiliza equipo de protección completo (gorro, polainas, batas impermeables de manga larga, doble guante y respiradores purificadores de aire motorizados de pantalla completa o en su ausencia, mascarillas FFP3 con pantalla facial).  El instrumental se limpia constantemente con paños húmedos embebidos con alcohol. 

Es necesario considerar que estos procedimientos de autopsia se realizaron previo a la aparición de la vacuna, por lo que deberá valorarse si aplicarían estos mismos protocolos al personal ya inmunizado. 

Aunque hay pocos estudios que analicen la presencia del virus del COVID en órganos diferentes a los pulmones, se sabe que también afecta el riñón y el sistema nervioso.  Algunos indican que el virus permanece en sangre, incluso después de la muerte del paciente.  Se debe poner especial atención que el COVID no se transmite en contacto con fluidos contaminados por punción. 

Teniendo en cuenta esta información, una propuesta de un protocolo a seguir, sería en mi concepto la siguiente: 

  1. Todo el personal de la funeraria y su entorno deberá estar vacunado por COVID-19, con el fin de evitar posibles reinfecciones por el contacto de los embalsamadores y conductores con los cuerpos contagiados. 
  1. En lo posible refrigere el cadáver, con el fin de inhibir parcialmente la acción de algunos patógenos que posea el cuerpo. 
  1. La sala de preparación deberá estar aislada al contacto de cualquier personal externo a la funeraria.  En lo posible los sistemas de ventilación deberán poseer filtros HEPA, con el fin de evitar el contagio de la comunidad circundante.   
  1. Preferiblemente no se deberían preservar otros cadáveres al momento del embalsamamiento de un cuerpo COVID, debe evitarse la presencia de otros empleados de la funeraria (incluyendo embalsamadores) durante todo el tiempo que dure el procedimiento. 
  1. Los plásticos que contienen al cadáver, apósitos y dispositivos médicos que posee, deberán ser intensamente desinfectados con amonios cuaternarios de quinta generación o similares y su disposición final deberá ser la incineración.  Debe evitarse el contagio de personal de recolección de residuos sólidos hospitalarios. 
  1. El embalsamador obligatoriamente deberá utilizar gorro, polainas, batas impermeables de manga larga, doble guante, mascarillas FFP3 y pantalla facial. 
  1. El embalsamador deberá evitar tocar las zonas cercanas a su rostro durante todo el procedimiento.  Es importante que desinfecte los guantes con frecuencia durante todo el tiempo que dure el embalsamamiento. 
  1. Se deberá realizar una desinfección exhaustiva de las superficies del cadáver con especial énfasis en vías respiratorias. 
  1. Es necesario taponar con algodón empapado en desinfectante la garganta, boca y fosas nasales del cadáver y deberán permanecer en su lugar durante todo el proceso de embalsamamiento. 
  1. El instrumental que tenga contacto con el cadáver COVID, deberá ser desinfectado con frecuencia durante todo el proceso de embalsamamiento.  Se deberá tener especial cuidado con el instrumental que tenga contacto con pulmones, riñones y tejido del sistema nervioso. 
  1. Nunca deberá reutilizarse el material desechable como cuchillas de bisturí o agujas hipodérmicas.  Debe desinfectarse antes de desecharse. 
  1. Ante la ruptura del guante por punción, deberá realizarse una exhaustiva desinfección de la zona afectada y evitar al máximo el contacto con mucosas.  Deberá reportarse a seguridad laboral el accidente. 
  1. Si los implementos de protección personal tienen contacto con fluidos corporales deberán ser desinfectados de inmediato. 
  1. Deberá tenerse especial atención a la preservación de cavidades.  Será necesario reforzar la cantidad de fluido, con el fin de eliminar los virus que puedan permanecer luego de la inyección arterial. 
  1. Antes de vestir deberá desinfectarse nuevamente el cuerpo.  No se recomienda reemplazar el material utilizado para taponar vías respiratorias, a menos que el cadáver presente salida de fluidos por boca y nariz. 
  1. Las suturas y demás sellamientos deberán ser estrictamente verificados para evitar salida de fluidos.  Es recomendable plastificar el cuerpo para evitar cualquier vertimiento. 
  1. El proceso de vestido deberá evitar el exceso de manipulación del cuerpo, con el fin de impedir la salida de fluidos corporales. 
  1. La colocación en el ataúd deberá realizarse con el mayor cuidado posible y con elementos de carga tipo grúa, con el fin de evitar el contacto cercano con el fallecido. 
  1. Al finalizar el procedimiento, el instrumental deberá ser sumergido durante 15 minutos en solución desinfectante, buscando eliminar virus aun presentes. 
  1. La mesa, máquina inyectora, hidro aspirador y demás elementos que tuvieron contacto con fluidos corporales del cadáver COVID, deberán ser desinfectados.  Deberá asperjarse la sala de preparación buscando eliminar virus presentes en el aire. 
  1. Se debe evaluar la necesidad de sellar el cofre, permitiendo solamente la visualización a través de la tapa del visor. 
  1. Durante la velación deberán mantenerse los protocolos de seguridad que se usan en la actualidad, como son el distanciamiento social y las desinfecciones frecuentes. 

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